Maya Donevska es Jefa de Asuntos Corporativos (Asia). Su carrera profesional se ha desarrollado principalmente en sectores dominados por los hombres: la manufactura y, más recientemente, los recursos. Esta es su historia.
Soy australiana de primera generación, hija de padres migrantes que llegaron a Australia en la década de 1970 desde la antigua Yugoslavia. No hablaba inglés hasta que empecé el colegio y se burlaban de mí por llevar bocadillos de salami y por mi nombre. Era de clase trabajadora, étnica y mujer. En la televisión mostraban las típicas familias australianas, y lo que veía no se parecía en nada a mi vida. Era como ver ciencia ficción. Las opciones que se me presentaban en la escuela eran ser enfermera o maestra, o algo que se considerara aceptable para las chicas.
Tuve la suerte de que me gustaban la escuela y el aprendizaje, y no dejé que nada de esto me limitara, pero vi que muchas chicas optaban por lo que era aceptable en lugar de lo que querían. La clase trabajadora también tiene la complejidad de que, si aspiras a mucho más de lo que tienes, puedes encontrarte rápidamente en el ostracismo. Te enseñan a no expresar nunca tu ambición en voz alta para no ofender a nadie.
He trabajado sobre todo en sectores dominados por los hombres: en el sector manufacturero durante mucho tiempo y, más recientemente, en el de los recursos. He recibido mi cuota de discriminación, abierta y sutil. Creo que la mejor manera de afrontarlo es demostrar los méritos. La gente discrimina mucho menos si se añade valor. A veces hice notar la situación. Es una situación difícil de manejar. Si la discriminación le ocurre a otra persona, creo que es importante ayudarla a enfrentarse a ella, pero primero pido permiso. No todo el mundo se anima a abordarla directamente, y hay que respetar la forma en que cada quien lidia con las situaciones.
Hago todo lo que puedo para compaginar ser madre, esposa, tener una carrera y todo lo demás que quiero ser y hacer. Es una tarea semanal. A veces parece posible, otras semanas no das lo mejor de ti, y se desata el caos. Pero, tengo esperanza y la situación está cambiando. BHP cambió drásticamente desde que trabajo aquí. Sí, hay más por hacer, pero en muy poco tiempo la conversación sobre el trabajo flexible pasó de un "¿por qué?" a un "hablémoslo". Eso es muy alentador. También tengo la suerte de formar parte de un grupo de trabajo increíble y solidario: cuando la cuestión se pone difícil, respondemos como equipo. No podría hacer mi trabajo sin ellos.
Quiero hacer una contribución que ayude a todo el equipo a sentirse valorado e incluido en el lugar de trabajo. También siento la enorme obligación de continuar con la labor de todas las personas que lograron avances en el pasado y para las generaciones futuras.
Creo que la diversidad de voces ayudará a toda la empresa, y no solo en lo cultural: también nos dará una ventaja competitiva. Me gustaría que hubiera más diversidad, de todo tipo, en todos los niveles de la empresa. Sé que algunos temen que suceda, ya que supone un desafío al statu quo; por eso tenemos que involucrar a todo el mundo. Tenemos que reconocer esos miedos y enfrentarnos a ellos mediante conversaciones honestas, respetuosas y desafiantes. Incluso con quienes se resistan o sientan incomodidad. El cambio nunca es fácil, pero tendremos mucho más éxito si lo hacemos en conjunto, con un esfuerzo de todos en la misma dirección.