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Pat

Pat Remulla (ella) es la Vicepresidenta del equipo del Centro de Desempeño para Global Business Services y vive en Manila. Esta es su historia. 

Nuestra diversidad nos diferencia de los demás y nos hace únicos, pero no debe limitar lo que podemos hacer y lo que podemos conseguir y aportar a la sociedad. Para mí, la inclusión y la diversidad se tratan de tener la libertad de hacer lo que uno aspira a hacer, y ser tratado y valorado en función de los méritos y las capacidades, independientemente del origen y el perfil de cada uno.  

En mis anteriores roles, me he encontrado con lo que se denomina "jugada de diversidad", que significaba que algunas personas podían obtener puestos o ascensos debido a su diversidad. Por eso, si alguien era mujer, LGBT+ o pertenecía a una minoría étnica, esa persona podía tener, a veces, más posibilidades de conseguir buenos puestos o de lograr progresar a ciertos niveles, ya que la compañía solo estaba tratando de cumplir un objetivo de diversidad. Esto no me agrada porque creo firmemente que el ascenso o la asignación de grandes roles debe ser una recompensa para los más cualificados y merecedores.  Ser parte de un grupo diverso no implica recibir un trato especial. Todos deberíamos tener las mismas oportunidades y ser desarrollados y evaluados con los mismos estándares que no discriminan ni favorecen a un grupo sobre otro. 

A medida que BHP se hace más global, la diversidad de nuestra organización en cuanto a género, cultura, religión y otros aspectos también aumenta. Tenemos que asegurarnos de que también estemos desarrollando capacidad como organización para entender las diferentes culturas y perfiles de diversidad en nuestros equipos y cómo estos se traducen en la dinámica de trabajo y las relaciones.  No parece urgente, pero puede suponer un mundo de diferencia en cuanto a la mejora de nuestra colaboración intercultural y la forma de desarrollar y evaluar las capacidades y habilidades.

Ser inclusivo tampoco tiene por qué ser abrumador. Algo tan sencillo como asegurarse de que todo el mundo tenga la posibilidad de hablar en una reunión puede marcar una gran diferencia al otorgar la oportunidad de que se escuche la voz de alguien y de fomentar su confianza. Ser abierto y adoptar una intención positiva también ayuda siempre.  A veces, los malentendidos y la falta de comunicación se deben a que las personas tienen orígenes diferentes o enfoques únicos, en lugar de tener mala intención.

Creo que, si podemos liderar, apoyar y promover iniciativas que motiven a las personas a escuchar, comprender, valorar las diferencias y fomentar un entorno diverso e inclusivo podemos inspirar a más personas a hacer lo mismo.  Y tal vez tengamos una oportunidad de hacer del mundo un lugar más igualitario, en el que se valoren y respeten las diferencias.  Esto empieza con cada uno de nosotros.